Ensayos

Weenhayek Lhamet, La palabra de los diferentes. Cantos chamanicos, fenomenología de las prácticas sonoras.

Weenhayek Lhamet, La palabra de los diferentes[1]

Cantos chamanicos, fenomenología de las prácticas sonoras.

por: ozZo

Ediciòn: Eloisa Paz (A Ediciones)

 

 

Para los Weenhayek, como para muchas otras culturas, un mundo audible se desarrolla en sus prácticas y rituales. La antropología de los sentidos o la antropología sensorial nos habla acerca de cómo organizamos y jerarquizamos los sentidos para conformar un consenso con lo que es la realidad. En las diferentes culturas la importancia de los sentidos y su jerarquización dependen de las necesidades y formas de vida, relacionadas interdependientemente con su cultura, su cosmovisión y su filosofía. Lo cierto es que la antropología contemporánea ha comenzado a cuestionar el persperctivismo u oculocentrismo, es decir las metodologías que privilegian la visión como mecanismo de estudio, redirigiendo su enfoque hacia la escucha. La oralidad es una característica inherente dentro de las culturas de los pueblos indígenas, que puede contrarrestar a la creación de un imaginario organizado mediante la “visualidad”. El presente ensayo es el resultado de un año de trabajo y diferentes visitas a la nación Weenhayek en el Chaco Boliviano, bajo el proyecto de investigación en conjunto realizado para la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia entre los repositorios de la Casa de la Libertad y el Centro Cultural Plurinacional (en donde realizaba mis funciones como investigador).

 

De septiembre del 2015 a noviembre del 2016, nos dirigimos hacia el Chaco Boliviano, específicamente a la zona de Villamontes. Mi objetivo fue crear un archivo sonoro en relación a los cantos, cuentos y paisaje sonoro de los Weenhayek, que apoyen a la investigación formando un registro sonoro de los viajes y que permitan entender la situación de la comunidad, representada por el Capitán Grande Pablo Ribero ­­–principal entrevistado– junto con Juan Ambrosio, artesano y conocedor de prácticas y rituales chamánicos. Tanto Pablo como Juan nos permitieron, con el paso del tiempo y reiteradas visitas, conocer las problemáticas y su situación actual como nación indígena Weenhayek, sin embargo, mi interés personal y la razón por la cual estaba ahí, se encontraba en estos cantos chamánicos, en la capacidad de curar mediante el sonido, el cual produce este estado de trance o de conciencia alterado en el paciente y que luego procuran su mejoría, en el mejor de los casos.

 

Los Weenhayek, quienes han trabajado para ser la primera nación con un sistema educativo bilingüe y un calendario regionalizado escolar en Bolivia, y que a lo largo de los años ha resistido evangelizaciones, genocidios y abusos contra su gente, procesos que han generado una cierta desconfianza en el hombre civilizado; de ahí nace su auto denominación: esta nación del Chaco que resiste altas temperaturas y un clima agreste, se define como “gente diferente”, para reivindicar el orgullo de sus raíces y de su forma particular de pensar.

 

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Para el mundo occidental, “ver es creer”. Pero en el pensamiento weenhayek-Wikyi´ el universo está organizado en niveles, en los cuales intervienen diferentes seres que son los dueños o amos de una forma o representación de los recursos naturales, estos espíritus encarnan animales mitológicos con funciones especificas, algunos benefactores y otros que causan daños y desgracias. Un universo invisible entra en negociación con el orden natural de las cosas, el único que puede llegar a congeniar ambos e intermediar es el Hiyawu´ (chamán). Esta figura en la actualidad es inusual, debido a la evangelización-colonización su práctica fue prohibida, en algunos de los casos los chamanes fueron recluidos a las afueras de las comunidades, por entrar en un pacto con el “diablo”, como ellos manifiestan. Sin embargo en la cosmología y mitología Weenhayek, existen muchos espíritus con los cuales el Hiyawu´ entra en contacto, y son a través de estos que se le revelan los secretos del universo.

 

Dentro de las prácticas chamanicas, que incluyen la manipulación y medicación con plantas de la zona, se encuentran ciertas prácticas relacionadas con el sonido, en algo que se denomina “cantos de cura chamanicos”. Prácticas como esta son realizadas por diferentes culturas en Sudamérica, dentro de la antropología estructuralista; estos cantos de cura, afectan directamente a un sistema nervioso simpático produciendo determinadas hormonas que procuran a la persona enferma una mejoría. Bajo un esquema del psicoanálisis, Leví-Strauss nos explica en el capítulo acerca de la eficacia simbólica cómo esta práctica sonora genera un estado de trance y luego casi de manera hipnótica permite que el enfermo visualice la enfermedad, el dolor y su procedencia, la cual con diferentes métodos el chaman extrae y en algunos casos muestra a la gente presente y al mismo enfermo; un objeto que extrae. Explica que este tipo de sanaciones ocurren debido al consenso en la eficacia del tratamiento ligado a la mejoría del paciente y validada por la gente presente.

 

Estos mundos invisibles o niveles en los que se organiza el universo Weenhayek, que pueden carecer de lógica para el pensamiento influenciado por el occidente, donde predomina la vista y la necesidad de encontrar una verdad absoluta, no dejan entender las prácticas ligadas a una filosofía de vida de los pueblos indígenas, una filosofía ligada a teorías animistas, donde todas las cosas tienen un espíritu, con la diferencia que algunas gozan de una cierta voluntad, la cual esta regida por fuerzas mayores como es el caso de los humanos y los no-humanos. En la cultura Weenhayek, al definirse como diferentes, entienden la posibilidad dialéctica de dos o más realidades, que conviven en el mismo espacio y tiempo, este conocimiento se debe a la cosmología que ellos han desarrollado en base a sus experiencias. En el registro realizado durante la investigación se puede atestiguar historias míticas que se funden con la realidad casi inmediata, historias de animales o de tragedias del pueblo Weenhayek que han marcado su forma de ver el mundo y que para los entrevistados representan hechos.,

 

Es donde se desarrollan diferentes mitos y se crean diferentes símbolos (por ejemplo, la creencia vigente de dos figuras importantes: Tewok –el río, a quien le deben la vida, puesto que es un pueblo que sobrevive mediante la pesca– y Lawo’ –un monstruo subterráneo que regula las actividades de pesca), que para la cultura occidental es fácil representar y entenderlos como estructuras y tratar de entender desde sus diferentes perspectivas el “pensamiento mítico”, diferenciado del pensamiento científico que ostentan las culturas occidentales, sin embargo, para los Weenhayek representan verdades y certezas. Considerar que los pueblos indígenas no poseen pensamiento científico es un tipo de discriminación positiva, que se acentúa con sistemas de análisis que de forma peyorativa, pero positiva indican que estos mismos no poseen una filosofía de vida, tan solo una cosmovisión. Esta forma de pensamiento nos confunde porque estamos inmersos en ella, no nos deja pensar como el otro, sin un efecto de análisis.

 

Lo cierto es que durante la investigación se realizó un registro de la práctica sonora, el cual cuenta con explicaciones del proceso a través de numerosas entrevistas. Sólo puedo intentar reducir lo vivido a un relato escrito, por lo tanto trataré de compartir un ejemplo de lo escuchado y experimentado durante la investigación acerca de los cantos de cura de los Hiyawu´.

 

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El sendero del Hiyawu´ comienza con ciertos poderes que se le van revelando, dentro de un periodo de tiempo como si fueran pruebas, en algunos casos, mediante sueños y en otros casos a través de plantas de poder; procurándoles viajar y conocer a los espíritus, y es ahí donde se les revela una canción. Las canciones o cantos de cura, comprenden así un llamado a un espíritu en particular, con el cual el chaman entrará en contacto con este mundo espiritual. Lo importante en este proceso es que el chaman conoce y le es revelado un canto, con el cual su sendero como Hiyawu´ inicia, durante estos estados de conciencia alterados también se les es revelado plantas para curar, o donde se encuentra un maleficio en la comunidad. Cada prueba representa un sacrificio y el que se convertirá en chaman sufre las consecuencias; de haber tenido el contacto con un mundo en el cual él no pertenece.

 

Este proceso de iniciación según lo relatado cambia completamente a la persona convirtiéndola en un Hiyawu´ o chaman, desde ese momento esta persona es mirada diferente por la comunidad. Las historias varían cuentan que cambian físicamente pero que a la vez su mirada es vacia, que se parecen como animales, que poco a poco dejan la comunidad, porque prefieren estar en contacto con la naturaleza, y pierden los cuidados. Durante este lapso algunos no sobreviven, puesto que el convertirse en Hiyawu´ es considerado casi como una maldición. Pero a la vez, otros chamanes de diferentes comunidades se enteran y acompañan al nuevo iniciado, durante un tipo de ceremonia, donde el silencio es principal, se indica que nadie tiene que hablar, ni siquiera los animales deben de escucharse, al finalizar su iniciación, el chaman en su sendero puede decidir si hacer el bien o el mal. Un elemento esencial dentro de la indumentaria del Hiyawu´ es el “porongo” una especie de sonajera realizada con espinos y semillas de tusca, la misma marca un ritmo y permite al chaman invocar a través del canto ese espíritu, es mediante este instrumento que el ahora Hiyawu´ invocara a los espíritus para poder transitar en los diferentes niveles o mundos dentro del universo Weenhayek: Lhamat.

 

Durante las entrevistas nos negaron repetidas veces poder escuchar los cantos, pasamos bastante tiempo hasta llegar a la confianza. o tal vez al ver la necesidad de explicarnos mejor las razones, del porque este canto no podía ser ejecutado como cualquier canto. Condiciones básicas como la oscuridad, el respeto y el silencio durante la ejecución podrían ser presentadas como parte de una ritualidad, pero en una ocasión en una entrevista con Juan Romero Segundo nos advirtió que el canto solo puede ser realizado para una persona enferma y puede tener otras implicancias no realizarlo de esta manera. Así como la enfermedad puede ser curada con un canto, si la persona no esta enferma, el mismo canto podría producir una enfermedad, pues se trata de invocar fuerzas y espíritus de los cuales no podemos tener control.

 

Luego de contarnos varios relatos en diferentes oportunidades y sin alguna estructura temporal, uno de ellos decidió ayudarnos. En una conversación con el señor Artiano Pérez Alarcón, nos explicó que el había dejado las prácticas chamánicas y había decidido ser parte de la iglesia, esa decisión aunque no nos fue contada se nos insinuó que se debía a que él estaba cansado de esa vida, pero que entendía la importancia de que los Weenhayek decidan contar su historia y accedió a realizar una serie de cantos, pero bajo estrictas condiciones.

 

Fuimos citados en su casa durante la noche, Juan Ambrosio nos acompaño y en el momento del canto se alejó discretamente y nos dejó en medio de la noche, para que el chamán pudiese ejecutar los cantos y accediera a ser registrado, junto a mis compañeros Roberto Salinas y Máximo Pacheco presenciamos un momento particular, de repente tal vez por la amenaza de una lluvia que tapaba las estrellas y fulminaba los cielos con sordos relámpagos, la oscuridad y el silencio se apoderaron del ambiente y fuimos presentes de algunos cantos, al terminar la ejecución de estos nos despedimos.

 

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Como trato de explicar desde el inicio, a través de la investigación con la cultura Weenhayek, los mecanismos de estudio están cambiando, hemos llegado al punto de criticar los métodos y nuestra forma común de pensamiento, de entender que la realidad es un consenso que funciona dentro de una jerarquía de sentidos y comprender que vivimos en un tejido, un multiverso de posibilidades. En este tejido quedaría no solo ingrato para la investigación realizada asegurar que los cantos chamánicos funcionan bajo una estructura de pensamiento, sino que sería disminuirlo a este intento de síntesis.

 

Lo que me llama la atención, es como la producción de sonidos pueden generar estados alterados de conciencia, sin la necesidad de utilizar alguna planta o sustancia. Es esta posibilidad de la música y del sonido para inducir, provocar y estimular. Cómo el sonido puede producir y alterar completamente ritmos fisiológicos o que puedan permitir segregar mayores cantidades de químicos, en forma de hormonas o que inclusive pueden interferir en como percibimos la realidad. Esta fenomenología de las prácticas sonoras en especial de los cantos chamanicos, procuran este tipo de estados de conciencia alterados, pero no solo es la cuestión de producir el sonido, sino que tiene que congeniar con muchas variables, para que la persona este dispuesta y se permita entrar en este estado. Personalmente, para mi suena como una tecnología de primer nivel, usar el sonido y la música para curar, es una idea además de una práctica que los chamanes han guardado celosamente, precisamente porque conocen los efectos que pueden llegar a causar.

 

La ciencia a lo largo de los años ha logrado demostrar y comprobar lo que los saberes ancestrales de los pueblos del mundo guardaron y ya conocían. No parece raro cuando la industria farmacéutica invierte en investigación de plantas que otras culturas ya las habían utilizado. Podría la música entonces curar, podría ser el sonido en su manifestación energética, física, psicológica, volverse química y alterar la materia propia de nuestros cuerpos. Si hacemos un análisis de las tecnologías existentes y el desarrollo de estas, en especial las tecnologías que usan frecuencias electromagnéticas, nos podemos dar cuenta, la influencia que causan en nuestras vidas; solo el hecho de que todos tengamos una computadora en nuestras manos conectada con todo el mundo es un ejemplo, pero si ahondamos a terapias alternativas utilizando el sonido, también podemos llegar a tecnologías de ultrasonido, para diagnósticos sin intervención física, es decir ver más allá de lo que nuestros ojos nos permiten, entonces podemos entender las implicancias del universo sonoro en el cual estamos envueltos.

 

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Al finalizar la investigación, se realizo una exposición en el Centro de la Cultura Plurinacional, en la cual intervine en el espacio museográfico diseñado por Ariel Muñoz, a través de una instalación sonora en 8 canales, cada uno de ellos contenía diferentes archivos sonoros, que recopilamos durante la investigación, creando un entorno sonoro. El cual permite al visitante adentrarse a los sonidos del chaco boliviano, los sonidos del rio, y la naturaleza para luego encontrarnos con unos relatos acerca de la cosmología del pueblo Weenhayek, la situación de la pesca y finalmente encontrarnos con estos cantos chamanicos.

 

 

 

 

 

 

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* El presente ensayo es el inicio de un capitulo de la tesis doctoral: El Lenguaje de las Cosas, sonificación de datos como un lenguaje alternativo, de la Universidad de Barcelona y el programa de Estudios Avanzados en Producciones Artísticas.

** La publicación de la investigación realizada todavía esta en pendiente por la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia.

 

[1] “El Weenhayek Lhamet (la palabra de los diferentes) es un factor de distinción que permite generar un sentimiento de pertenencia colectivo y diferenciarse de lo externo”. [Barrientos, 2009]